Algunas reflexiones sobre la refundación de la izquierda en España.
de Pedro González de Molina, el jueves, 24 de noviembre de 2011 a la(s) 20:01 ·
Hoy en día, tras el derrumbe del ¨socialismo realmente existente¨1, la democracia es el sistema de gobierno más extendido del mundo. Se extendió entonces en el llamado ¨mundo libre¨ un triunfalismo anti-comunista que jaleaba las bondades del sistema económico capitalista como el ¨único realmente existente y realizable¨. Tanto fue así que Fukuyama, en un exceso de celo propagandístico, llegó a plantear en un libro que había finalizado la Historia2. Pero sólo una década más tarde miramos atónitos los noticiarios y vemos como la oleada neoliberal ha vaciado de contenidos y significados la democracia. El llamado ¨mercado¨, junto con las instituciones supranacionales (UE, FMI, BM, OMC, etc.), dirigen gran parte de la política económica de los Estados-nación en Europa y otras partes del mundo. El debilitamiento de el Estado-nación es palpable en el mundo de la globalización neoliberal, debilitado por la transferencia de su poder hacia las instituciones internacionales antes aludidas, por la creciente interdependencia y por dos décadas de desrregulación financiera y deslocalización empresarial. Mientras se sucede una de las mayores crisis del capitalismo, producto, entre otros factores, de la invasión especulativa sobre la
economía productiva internacional3,las fuerzas que antes se posicionaban contra el capitalismo enmudecen. En esta situación de crisis en la que lo lógico hubiese sido castigar a los causantes de la misma, paradójicamente ha aupado una oleada de gobiernos conservadores que se instalan en el poder estando al servicio de las élites financieras mundiales. Mientras esto ocurre la democracia de tipo liberal representativa en varios países de Europa, entre ellos especialmente en España, entra en crisis y la ciudadanía se moviliza en contra de esta situación, con un gran papel de las redes sociales.
En este contexto preocupante las preguntas pertinentes son: ¿Por qué la democracia actual es insatisfactoria? ¿Qué va mal en la democracia? ¿Porqué vemos movimientos de protestas a nivel mundial contra la marcha de la crisis? ¿Sólo es una crisis económica más o es también una crisis de valores (occidentales), una crisis ecológica, una crisis social y política? ¿El futuro nos traerá una ola democrática o nos traerá una ola anti-democrática como en los años 30?
Ante esta situación de crisis de la democracia los historiadores lanzan preguntas al pasado sobre los problemas del presente, intentan buscar las causas de porqué se ha generado esta situación, y las diversas salidas que se han ensayado, o han fracasado, en el pasado. La situación reviste tal gravedad que se está produciendo una oleada de investigaciones y publicaciones sobre la democracia y sus vaivenes por parte de los historiadores, sociólogos, politólogos, etc. El debate acalorado ha hecho surgir numerosas obras de calidad sobre el tema, por citar algunas, Philip Petit nos habla de la libertad como no dominación y de los valores de la virtud cívica del Republicanismo
como solución a la crisis actual4, Atilio Borón ha propuesto una perspectiva crítica sobre la relación entre el capitalismo y la democracia proponiéndonos que estos no son complementarios5, para Crouch la democracia había concluido estando en la posdemocracia6, por otro lado en los últimos años se ha recuperado a Marshall que enriqueció el concepto de ciudadanía añadiendo entre los derechos fundamentales los sociales7, y Geoff Eley ha puesto en alza el valor de la izquierda partidaria y de los movimientos sociales en la construcción de la democracia8, etc. Sin embargo, lo que está claro es que ha entrado en crisis es el modelo dominante de la democracia liberal-representativa, ya que el sistema electoral se ha mercantilizado, con grandes operaciones de marketing financiadas por empresas privadas, que ha llevado a Crouch a afirmar, en su libro la ¨Posdemocracia¨, que ¨cuanto más liberalismo se filtre en la democracia mayor será la distorsión de la política electoral¨. Además, el sistema en si es muy vulnerable a los grupos de presión (instituciones internacionales, lobbies, etc., como hemos aludido antes), de tal manera que Ulrick Beck ha afirmado que ¨aquellos a los que votamos no tienen poder y los que tienen el poder no son votados por nosotros9. Esto añadido, por un lado, a la corrupción política ensalzada por los medios de comunicación, el ataque frontal del capital a los sindicatos y movimientos sociales, ataques también al Estado de Bienestar, y por otro, el triunfo de los valores del individualismo radical y del neoliberalismo (que ha anidado en todo pensamiento tras el derrumbe de la URSS de forma hegemónica), a través de un modelo de propaganda muy efectivo, que ha provocado un rechazo a la política como medio de resolución colectiva de nuestros problemas por parte de la ciudadanía, que explica, en parte, junto con la conversión a la ¨Tercera vía¨ de los partidos de la izquierda tradicional, la poca resistencia en Occidente a este proceso10.
En el panorama latinoamericano durante el período 1980-90, aunque con algunos trabajos pioneros de la década fines de los 70, la democracia fue objeto de revalorización y reflexión teórico-conceptual por parte de la comunidad científica-social (politólogos, sociólogos o historiadores), siendo ejemplo de ello la labor que realiza CLACSO (Consejo Latinoamericano de CCSS), donde se producen y promueven todo estos debates durante ese período, y de donde yo he extraído importantes fuentes de información.
Las medidas de ajuste que a día de hoy están siendo implementadas en Europa tiene sus antecedentes en las aplicadas en América Latina en las décadas de los 70, 80 y 90 del siglo pasado, augurando un panorama negro para los ciudadanos de la vieja Europa. Sin embargo, mientras Europa se hunde en la depresión, las democracias en gran parte de Latinoamérica ponen fin al ciclo neoliberal y ensayan otras salidas a la crisis, tanto económica, como social y política, reinventan la democracia dando más participación a la ciudadanía en las decisiones del Estado. En estas democracias se produce un fortalecimiento del Estado frente a las instituciones internacionales, y frente a EEUU, con un gran protagonismo de los movimientos sociales, y de los partidos a los que apoyan, en la redefinición de la democracia, marchando hacia un modelo mixto de gobierno, entre democracia representativa, deliberativa, directa y participativa del que deberíamos aprender en Europa11. Por consiguiente, el estudio de este proceso es muy útil por su actualidad y por ver, marcando las convenientes distancias otras formas de entender la democracia, otras formas de salir de la crisis, otras formas, en definitiva, de superar la democracia liberal-representativa.
En esta situación hemos visto como el ¨tsunami¨ conservador ha barrido en estas últimas elecciones, por supuesto las causas son más de una. Podremos aludir como primeras causas a la deriva hacia la derecha de las medidas tomadas por el ejecutivo de Zapatero, fundamentalmente en el bienio 2010-11, el aumento del ratio de desigualdad social hasta alcanzar el 4º puesto de los más desiguales de la zona euro, los desahucios mientras se daba préstamos a la banca que jamás cumplían la promesa de prestarlos a la sociedad, los casos de corrupción institucional que daban mala imagen a los ¨políticos¨, políticos que llevan años sin bajarse de un coche oficial, la ofensiva mediática de la caverna mediática y en el parlamento del PP, el abandono del lenguaje de izquierdas por parte del PSOE, la reforma de la constitución hecha a espaldas de los ciudadanos cuando esta se decía que era intocable, la política económica ultraliberal, que no pagase ni un solo especulador ni banquero por la crisis (ni regulador desrregulado), etc. Pero esto solo es la punta del iceberg, nos encontramos con otras cuestiones que paso a enumerar que han supuesto también el descrédito de la izquierda en este país y que creo que son dignas de atención:
1º) Como dijo Carlos Marx, al que hemos abandonado su lectura y predijo esta crisis, cuando la infraestructura (económica y tecnológica) choca con la superestructura (política, jurídica, etc) se desencadena un proceso de cambio donde la segunda sufre. Esto es de actualidad, la democracia liberal-representativa y nacional se está viendo incapaz (hasta cierto punto) para resistir ante una situación donde el capital (sobre todo financiero) transnacional presiona apoyado por las nuevas tecnologías (de la información y la telecomunicación) y los organismos internacionales (FMI, BM, OMC, BCE, UE, etc), medios de comunicación y universidades para imponer un modelo a gran parte del mundo con unas recetas económicas claras explicadas como si fuese una fe. Estas recetas apuntan al debilitamiento del Estado, convirtiéndolo en un Estado gendarme (Como en el siglo XIX) y mendigo de los préstamos, y el resto cedido a el sector `privado que se supone debería de producir actividad económica y eso crear empleo ect. Sus mantras son las bajadas de impuestos (directos y más si graban al capital o el patrimonio), las privatizaciones, todo esto sigue la lógica que resume Milton Friedman en la siguiente frase: ¨lo único que no se podría privatizar serían las fuerzas armadas, los tribunales y algunas carreteras y autopistas¨12.
2º) Esto ha venido precedido por una ofensiva intelectual, académica y de los mass media. Mientras se mantuvieron los acuerdos de Bretton Woods y había consenso sobre la política económica con el sistema stop and go de carácter keynesiano, donde se mantenía un fuerte Estado del bienestar apoyado por la socialdemocracia y la democracia cristiana, la situación nacional e internacional ha sido estable. Pero a fines de los 70 en América Latina (Chile es paradigmático), y en EEUU, Bolivia e Inglaterra en los 80, y practicamente el resto de países en los 90 se sumaron a una doctrina surgida en la ¨Escuela austriaca¨ posteriormente ¨Escuela de Chicago¨, con Hayek y Milton Friedman a la cabeza, con las propuestas de con la excusa de la libertad frente al Estado, éste había que desmantelarlo y privatizar todo lo posible porque el mercado y la mano invisible era más eficiente. Como buenos monetaristas estuvieron obesionados con la política fiscal y monetaria y con la reducción del déficit, polítcas encorsetadoras que a día de hoy sufrimos.
En esta ofensiva atacó desde los presupuestos postmodernos a los metarrelatos en la historia, fundamentalmente el marxismo en todas su variantes, y se desarmó ideológicamente desde la sociología y otras disciplinas cualquier proyecto que tratase de establecer una visión de conjunto. El saber se fragmentó de tal manera que cada uno es rey de su pequeño pueblo, con un profundo temor hacia el resto y profundo desprecio por el trabajo ajeno. Al no tener visión de conjunto y estar tan segmentadas las CCSS difícilmente podían dar una respuesta coherente a todo lo que estaba pasando, ni por supuesto teorizar de manera acertada sobre soluciones a lo que se estaba gestando en el mundo.
En el caso de la izquierda académica fue infectada por el virus de la tercera vía o fue enrocándose en sí misma resistiendo hacia los embates de cambios que no entendía (que conste que hablo de forma muy general y esto no ha pasado con todo el mundo). A nivel de economía los puestos fueron siendo copados por todos aquellos que profesaban la nueva (vieja) ideología liberal, mientras los economistas críticos han sido relegados en su mayoría a un segundo plano. Con el control de los medios de difusión científico y de los canales de información, las respuestas críticas eran arrinconadas y puestas en cuarentena. Poco a poco la izquierda abandonaba sus posturas marxistas tras el derrumbe de la URSS y realizaban la conversión al social-liberalismo (tercera vía) que además parecía imparable en Europa con la victoria de Blair, Felipe González, Shöreder, Jospin, etc, refrendadas por amplias mayorías.
El lenguaje13, tal y como apunté en otra nota, transformador de la realidad fue siendo abandonado y sustituido por un lenguaje técnico y de grandes frases totalmente vacías de contenido, haciendo imposible la identificación emocional e intelectual con el electorado. El haber acogido el lenguaje liberal y haberlo adoptado como propio hizo que la izquierda desdibujase sus líneas de actuación y empezase a gobernar más al día a día que con un proyecto coherente, la realpolitik fue siendo el caballo de batalla en vez de un proyecto transformador de la sociedad.
3º) Los partidos políticos de izquierdas fueron dejando sus estructuras de partido intactas, de tal forma que usos y costumbres heredados de el centralismo democrático (que es una contradicción in terminis) se convirtió en el dominio por parte del aparato y burocracia del partido sobre la práctica del mismo. De hecho, las deslocalizaciones que se produjeron con la oleada neoliberal debilitaron los feudos históricos de los partidos socialdemócratas, produciéndose un viraje de las economías hacia el tercer sector, eso no significa que dejase de existir una clase obrera, pero el efecto ascensor empezó a sutir efecto (aunque sea de forma ficticia porque la desigualdad aumentó o se mantuvo estable) en la percepción de la opinión pública. Los partidos socialdemócratas empezaron a convertirse en partidos de masas sustituyendo el discurso de izquierdas clásico, enclavado en la justicia social, por uno dirigido a las clases medias, enclavado en la igualdad de oportunidades (que trataba de garantizar ese efecto ascensor en las estructura de clases sociales). Al ir desapareciendo la influencia sobre estos sectores, muchos de los obreros en posiciones más precarias, y con continuas amenazas de deslocalización, abandonados por los partidos de los trabajadores, fueron siendo víctimas de las posturas más demagógicas, populistas y racistas azotadas por la extrema derecha que además con esta última crisis económica ha ascendido de forma alarmante.
Las máquinas burocráticas se acabaron dirigiendo como máquinas electorales, más obsesionados por resultados en las urnas, financiación de las cada vez más costosas campañas electorales, su propia supervivencia y acabar con cualquier disensión interna, imponiéndose a las demandas democráticas de los propios militantes.
De hecho el concepto de militante abnegado, luchador y que era tenido en cuenta fue barrido por este proceso, y por el propio proceso de individualización radical promovido, por un lado, por los grupos pro-derechos civiles de los 70, y por otro por el neoliberalismo y la propia lógica del Estado de Bienestar. Con lo cual, la democracia interna de los partidos, pensados para otra época histórica, quedó en suspenso salvo en contadas ocasiones, viendo los candidatos que se imponen en los partidos y la forma en los que estos llegan a sus puestos nos hace ver dicha evidencia (salvo en las últimas primarias francesas, donde votaron 2 millones de personas). Al que hay que añadir que cada vez estas máquinas burocráticas apuestan poco o nada por la formación de sus propios cuadros por lo tanto en muchos casos llegan a verse cargos políticos que han caído en la indigencia intelectual, muy dependientes de sus técnicos y cargos de confianza, ya que ellos mismos ni siquiera pueden escribirse sus propios discursos.
Además, tanto las clases bajas como las medias no se pueden sentir representados salvo de forma muy vaga por los discursos de oficialismo de los partidos de izquierda, o se habla con categorías que ya no tienen ningùn significado ¨social¨ ni emotivo o simbólico (proletariado) o está muy alejado de cualquier contenido que pretenda mover un ápice un sentimiento o un razonamiento (técnico). La propia clase media asustada por la pérdida de derechos, poder adquisitivo y amenazada con la re-proletarización vira hacia soluciones más conservadoras, porque a fin de cuentas si el lenguaje y discursos de la izquierda no promete un futuro mejor, y solo habla de defender esto o aquello, mejor nos quedamos con un discurso que prometa trabajo y conservar (aunque luego se demuestre falso en la práctica), lo que tenemos.
4º) Aquí llegamos a este punto, por un lado la debilidad teórica de la izquierda y por otro el ascenso de la burocracia del partido con fines electoralistas ha hecho que se gobierne a golpe de encuesta, y se varíen políticas o discursos dependiendo de estas y de los asesores y no de los fines a los que se quiere llegar. Al haber abandonado el relato por el que se pensaba llegar a un futuro mejor, sin explotación, donde todos seríamos libres e iguales, donde reinaría la justicia y cada uno podría sacar el Leonardo Da Vinci que tiene dentro, donde se desterraría la opresión y la desigualdad y trabajaríamos para vivir y no viviríamos para trabajar, etc, al haber abandonado esas pretensiones la izquierda se volvió defensiva, conservadora y cortoplacista, se desorientó, no sabía a donde tenía que ir. Eso se ve en los mensajes de los partidos. ¡En defensa de esto y lo otro! ¡No a los recortes! ¡Luchemos para mantener esto o aquello! Es sorprendente ver que en una época donde el capitalismo ha entrado en una fase B de recesión (como dijo Kondratieff), que ha entrado en una crisis sistémicas, son los gobiernos conservadores los que triunfan y los de ¨izquierdas¨ los que caen. ¿Algo falla? Sin un horizonte a donde avanzar, sin un mensaje constructivo dentro de la lógica de la radicalización democrática y del empoderamiento ciudadano frente a los poderes económicos, sin un afán de superar el capitalismo, sin un futuro al que aspirar. ¿Hacia donde nos dirigimos pues? Por tanto no es raro que los partidos no tenga un programa real, que hable de la ciudadanía y de sus problemas, aunque aborde los cambios de la sociedad con rigurosidad y haciendo un análisis histórico y sociológico, que pretenda, por consiguiente, cambiar la sociedad hacia una sociedad más justa social, económica, cultural, ecológica y políticamente.
5º) El mismo proceso de individualización radical y las exigencias de las propias estructuras burocráticas de los partidos ha hecho nacer una camada de políticos preocupados por si mismos y sus puestos, poco críticos con los líderes a los que se les ha dado poderes absolutos y sus decisiones pueden fulminarte y echar a perder tu ¨carrera¨ política, personas que no se han bajado de un coche oficial más preocupados por sillones o por sus carteras que por cambiar las cosas. En resumen porque todo esto lo sabemos, junto con el apoyo de los medios de comunicación ensalzando la corrupción (noticia) frente a la honradez (no es noticia), junto con la percepción (ampliamente merecida) de que los políticos han trabajado más por si mismos o para grupos de presión hace que la ¨clase¨ política esté dentro de las preocupaciones de la población. La total desconexión de los políticos respecto de la sociedad a la que ven a través de encuestas o de los medios de comunicación (con sus perspectivas muy sesgadas) ha terminado produciendo que unos (los ciudadanos) lo vean como algo que no es suyo ni les representa y otros se vean cegados por el ¨cretinismo parlamentario¨14. Cosa que las leyes hechas para ¨calmar a los Mercados¨ y que haya ¨confianza¨ ha sido a costa de que los ciudadanos dejen de tener ¨confianza¨ ya que se legisla para un % ridículo de la población al que se le bajan los impuestos (siguiendo el dogma liberal), y al que se le permite evadir todo lo que pueda con cosas como la SICAV, los paraísos fiscales y otras formas de estafa a gran escala. Mientras no se ataje de verdad esto y los que han provocado la crisis paguen (con su dinero o con la cárcel) el desaguisado que han montado nadie va a confiar en un partido que se denomine de izquierdas.
6º) Los ciudadanos ya no se, desde hace mucho, se socializan en la política, como antes en las casas del pueblo, sino más bien en los lugares de la no memoria (centros comerciales) o los locales de ocio y dispersión. La sensación extendida de que metiéndose en organizaciones políticas van a poder influir poco o nada están muy extendidas, y no dejan de ser en su gran mayoría ciertas, si no se le arrebata el poder a las estructuras burocráticas de los partidos su poder la gente no los verá como un lugar al que merezca la pena dedicar el tiempo, ni como un lugar de debate o de discusión, ni como algo útil a la sociedad pudiendo dar un repunte (cuando la crisis ahogue como van anunciando los datos) hacia el populismo o el fascismo a través de un salvador que les prometa lo que el sistema de partidos les hurta.
7º) Es necesario recuperar la vieja aspiración de las Internacionales Socialistas (la primera y la segunda) como nexo de unión de todas las fuerzas de izquierda que pretenden el cambio social, de manera que se concerten políticas a nivel global, ya que la ofensiva neoliberal se da en ese plano y no se vence con soluciones parciales. La ofensiva de la izquierda debe estar acompañada por ese programa a nivel internacional para que pueda salir victorioso, sino puede ser boicoteado por las instituciones internacionales y países de alrededor haciendo fracasar la tentativa de cambio. De hecho las soluciones a la crisis, apuntando en la misma dirección, son globales no nacionales, y mientras no se ataje desde esa óptica no se logrará salir de ella, y menos de forma justa y solidaria.
Aquí nos lleva al último punto, si los ciudadanos piensan que la política no pone cota a los Mercados, que sirve a las estructuras económicas y a la oligarquía y a las élites financieras no va a confiar. No confiará en ninguna organización que escoja a sus candidatos a dedo, que no tenga discurso y que vez de ello tenga palabras vacías, tecnicismos y piense ganar por llamarse ¨socialista¨. La ciudadanía no va a confiar en ningún partido que no tenga un proyecto de sociedad alternativa a la actual, que sea optimista (a la par que realista), transformador, igualitaria, antipatriarcal, basado en la justicia social, que defienda a las personas y sobre todo a las más vulnerables, que restaure el equilibrio entre clases medias y bajas adquirido por la socialdemocracia (por la que la clase media pagaba más pero recibía los mismos servicios de calidad que la baja), que sea radicalmente transformador hacia una nueva economía basada en los usos sociales y no en la acumulación de capital desaforada, que ponga coto a el casino financiero, que restaure el contacto con la calle, que hable de tu a los ciudadanos y no desde el imperativo y el mandato sino del ¨mandar obedeciendo¨, que apueste por la democracia sin despotismos ilustrados, que hable de los problemas de los ciudadanos y no de los bancos o las élites, que hable de una banca pública, que sea honesta, honrada, que luche con la fuerza de la autoridad moral y el compromiso, que recupere el lenguaje transformador, que en resumen, luche por una vida más justa y que merezca la pena ser vivida. El social-liberalismo no es la solución, es parte del problema ya que apoya las posturas que nos han llevado a esta situación. Hay que empujar al partido a que sea más democrático, como el PSF ha demostrado que se pueda, con otras estructuras adaptadas a las condiciones y necesidades del siglo XXI, hay que limpiar este partido de gente que no cree realmente en lo que hace y el valor de la ética y el compromiso deben reinar sobre el mismo. La crisis nos azota, es un momento en el que se puede tener tentaciones de repliegue, pero eso sería un error, es una mala época, pero también es una época para el avance y lo que nos jugamos es ser parte de él o ser arrojado al basurero de la historia.
Debemos recuperar el pasado como ejemplo para el presenta, a Wily Brandt, a Salvador Allende, Largo Caballero, Negrín, Pablo Iglesias, a Olof Palme, etc. Debemos ser ejemplo, un espejo de honestidad y honradez, si lo logramos entonces los ciudadanos volverán a confiar en nosotros.
Para finalizar, hay que recoger el bagaje de los teóricos de antaño que todavía valen, como Kondratieff, Marx, Rosa de Luxemburgo o Antonio Gramsci, debemos añadirles reflexiones nuevas, como las de Markoff, Eley, Tony Judt, Petit y otros tantos, y debemos analizar la sociedad para actuar sobre ella y transformarla, es un imperativo, si fallamos ya sabemos lo que nos espera.
Estas breves notas se quedan cortas a la hora de expresar todo el problema al que nos enfrentamos, pero intento que sirvan como punto de arranque para reflexionar sobre qué queremos y cómo lo queremos.
Un saludo.
Pedro González de Molina Soler.
Notas a pié de página.
1 Considerado por Jürgen Habermas como ¨socialismo burocrático¨, en La necesidad de la revisión de la izquierda, en Editorial Tecnos, Madrid, 1991.
2 Francis Fukuyama, El fin de la Historia y el último hombre, Editorial Planeta, Buenos aires, 1992. A pesar de que este libro levantó mucha polémica entre los historiadores, unos años más tarde el propio autor rectificó esta visión diciendo que no había acabado la historia y que EEUU estaba entrando en decadencia.
3 Se calcula a día de hoy que el 90% de la riqueza mundial es de carácter especulativo, y sólo el 10% de carácter productivo. Las causas de este proceso que se aluden son múltiples: deslocalización empresarial, las nuevas tecnologías, la desrregulación financiera, la ofensiva neoliberal desde mediados de los 80, etc. Para una descripción de este fenómeno leer a Juan Torres López, Toma el dinero y corre. La globalización neoliberal del dinero y las finanzas, Editorial Icaria, Barcelona 2006.
4 Philip Petit, Republicanismo. Una teoría sobre la libertad y el gobierno, Editorial Paidos Ibérica, Barcelona, 1999.
5 Atilio Borón, Ensayo: Crisis de las democracias y movimientos sociales en América Latina: notas para una discusión, http://www.cronicon.net/paginas/edicanter/Ediciones13/17.htm
6 Colin Crouch, La posdemocracia, Madrid, Editorial Taurus, 2004.
7 Marshall dividió los derechos de ciudadanía en tres, añadiéndole el social y enriqueciendo el concepto, por un lado diferencia entre ciudadanía formal, que es la pertenencia a un Estado-nación, y la ciudadanía sustantiva, que es el conjunto de derechos, también sociales, inherentes a los individuos independientemente de su pertenencia a la nación. Por otro lado para él existen tres tipos de derechos, los civiles (siglo XVIII), como los derechos individuales, derecho a la vida, propiedad, libertad, etc.; los derechos políticos (siglo XIX) como el derecho a votar y a ser elegido, etc.; y los derechos sociales (siglo XX), como el derecho a un mínimo bienestar social y económico, sanidad, educación, en definitiva los derechos agregados al ¨Welfare state¨. Sin embargo los derechos medioambientales o los culturales quedan fuera de esta división. Thomas Marshall y Tom Bottomore, Ciudadanía y clase social, Madrid, Alianza, 1998.
8 Geoff Elley, Un mundo que ganar: Historia de la izquierda europea 1850-2000, Editorial Crítica, Barcelona, 2003.
9 Lula Da Silva llegó a una conclusión parecida, respondiendo a un periodista que le preguntó cómo se sentía al haber alcanzado el poder, Lula le corrigió y le dijo que ¨no había llegado al poder, había llegado al gobierno, que no es lo mismo¨.
10 Una explicación de este modelo de propaganda y de legitimación del nuevo orden mundial la da Noam Chomsky en su entrevista sobre ¨La Gran Idea¨ hecha en la BBC en 1996, o en su libro Lucha de clases. Conversaciones con David Barsamian, Editorial crítica, Barcelona, 1997.
11 Me baso en los países que han dado paso a dichas experiencias, Brasil con el PT, Venezuela con Hugo Chavez,
Bolivia con el MAS y Ecuador con Correa. Ejemplos de ellos tenemos en las experiencias de Porto Alegre, como los presupuestos participativos, o el gobierno de los cabildos abiertos en Venezuela, la revocabilidad de los cargos en Bolivia, etc.
12 Su digno discípulo, Ronald Rumsfeld, dio un paso más allá privatizando la guerra de Irak, habiendo, en 2008, 70 mercenarios por cada 100 soldados de EEUU.
13 http://www.facebook.com/note.php?note_id=285081338189714
14 Al que alude Carlos Marx en: Las luchas de clases en Francia 1848-50 y el 18 de Brumario de Luis Napoleón Bonaparte.